Josefa Ortiz de Domínguez, conocida como "la corregidora", es una figura icónica en la historia de México debido a su participación en la lucha por la independencia del país. Nacida el 19 de abril de 1773 en la ciudad de Valladolid (hoy Morelia), Josefa desafió las normas sociales de su época para convertirse en una líder de la revolución y un símbolo de persistencia y determinación.
Proveniente de una familia acomodada, Josefa recibió una educación privilegiada que, atendiendo a la época, incluía lecciones de música, baile, costura y lectura. Contrajo matrimonio con Miguel Domínguez, un hombre influyente en la sociedad colonial a quien conoció durante su estancia en el Colegio de San Ignacio de Loyola (las Vizcaínas). Josefa accedió a círculos políticos y culturales de gran importancia, donde primaban movimientos ideológicos revolucionarios y contrarios a ideales coloniales e incluso religiosos. Además, como esposa de quien sería el corregidor de Querétaro, de ahí su mote, Josefa se convirtió en una figura prominente en la vida pública de la región.
La corregidora
El aumento de notoriedad más relevante de Josefa Ortiz de Domínguez se produjo en un momento crucial de la historia de México, cuando su valentía y compromiso con la causa independentista la catapultaron a la prominencia tanto nacional como internacional. Aunque su participación en los movimientos criollos la había convertido en una figura respetada y admirada en Querétaro y otras regiones de México, fue su papel en la conspiración de Querétaro y su posterior arresto y detención lo que la elevó a la categoría de heroína nacional, aunque ella jamás estuvo dispuesta a aceptar dicho título. Defendía que sus acciones estaban impulsadas desde el compromiso para con su gente.
La participación activa de Josefa en los movimientos criollos fue el resultado de una combinación de factores personales y contextuales que la llevaron a comprometerse profundamente con la causa independentista. Desde una edad temprana, Josefa mostró un espíritu de rebeldía y una inclinación por las ideas progresistas que la distanciaban de las normas sociales conservadoras de la época. Su acceso a una educación privilegiada y a círculos intelectuales que divagaban sobre ideas ilustradas le proporcionaron una perspectiva única sobre los problemas que afectaban a la sociedad colonial. A través de reuniones clandestinas y conversaciones privadas, colaboró estrechamente con figuras prominentes como Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y Juan Aldama para planificar la insurrección contra el gobierno español. Su capacidad para movilizar recursos y reclutar partidarios fue fundamental para el éxito de la conspiración independentista en Querétaro.
Josefa participó en la organización y planificación de la rebelión, fue crucial en la difusión de ideas revolucionarias y en la movilización de la población local. Utilizando su posición como esposa del corregidor, pudo viajar libremente por la región y establecer contactos con líderes comunitarios y ciudadanos influyentes. Su capacidad para ganarse la confianza y el respeto de personas de todas las clases sociales le permitió construir una red de apoyo sólida y comprometida con la causa independentista.
El 15 de septiembre de 1810, un día antes de que estallara la guerra de independencia en Dolores, Josefa Ortiz de Domínguez desempeñó un papel crucial al alertar a los conspiradores de Querétaro sobre la traición inminente y la necesidad de adelantar el inicio de la insurrección. Popularmente se habla de que, tras ser encerrada por su esposo como medida de protección, alertó a Ignacio Allende dando tres taconazos, aunque después se habló de tres golpes o, sin más, de una nota. Esto permitió a Miguel Hidalgo y otros líderes independentistas escapar del arresto y poner en marcha el levantamiento planeado para el 16 de septiembre. A pesar de las graves consecuencias personales por su participación en la conspiración, incluida su posterior prisión y exilio, Josefa se convirtió en un símbolo de resistencia y lucha por la libertad en el país.
El arresto y la detención de Josefa Ortiz de Domínguez atrajeron la atención de la prensa local e internacional, que informó ampliamente sobre su valentía y su compromiso con la causa independentista. Su historia inspiradora de coraje y sacrificio resonó entre los patriotas mexicanos y se difundió como ejemplo de la lucha por la libertad y la justicia. A medida que se difundía la noticia de su valiente acción y su posterior encarcelamiento, Josefa se convirtió en un símbolo de la resistencia insurgente contra la opresión española y un faro de esperanza para los compatriotas mexicanos.
Tras su liberación, continuó siendo una figura influyente en las diferentes esferas mexicanas. Su implicación sociopolítica la posicionó en un ícono de la lucha por la libertad en México y en todo el mundo, consiguiendo que su legado perdure hasta el día de hoy como un recordatorio del poder del individuo para intentar cambiar el curso de la historia.
Una figura aún presente
En la cultura mexicana, Josefa Ortiz de Domínguez es recordada como "La Corregidora", un título honorífico que refleja su papel como esposa del corregidor de Querétaro y su participación activa en la conspiración de Querétaro. Su valentía y determinación para luchar por la libertad y la independencia de México la han convertido en un modelo a seguir para las generaciones futuras. Su papel como heroína nacional, a pesar de que ella rechazaba esta categoría, y su contribución a la causa independentista han sido reconocidos y venerados a lo largo de los años, siendo objeto de homenajes, monumentos y obras de arte que la inmortalizan como un ícono de la resistencia y el coraje.
Además de su legado como heroína de la independencia, Josefa Ortiz de Domínguez ha sido reconocida como una pionera del movimiento feminista en México, abogando por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en una sociedad dominada por los hombres, recordándonos que la participación de las mujeres en la historia de México ha sido fundamental para el desarrollo y la prosperidad del país. Su legado perdura hasta el día de hoy como un recordatorio de la importancia de la valentía, la determinación y el compromiso en la lucha por un mundo más justo y con igualdad de condiciones para todos.